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domingo, 30 de agosto de 2009

Conejito de mi alma




El miercoles 26 de Agosto, se murió mi conejito.
Era tan pequeño, son sus bigotes siempre esponjaditos, tenia unos ojos almendrados y negros, unas orejitas enormes y caidas, muy pequeño, blanco con manchitas, era un bebé.
Lo compramos mi novio y yo un sábado en una veterinaria, entonces unicamente tenía 3 semanas de edad. Fué amor a primera vista, pues en cuanto lo cargué se creó un lazo especial.
Compramos el conejito, conseguimos una caja, compramos su bebedero de 400ml y dos bolsitas de conejina.
Pasó las primeras noches con mi novio quien el domingo siguiente le compro una hermosa y grande jaulita.
Tanto mi novio como yo tenemos cada quien su perrito, incluso yo tengo también una gatita, asi que el conejo era pensado para Hector, nuestro sobrino de 5 años.
A pesar de las otras mascotas, el conejito eran tan absolutamente adorable que también lo fue para ellas, y el conejito debia permanecer con nosotros mientras Hector regresaba de vacaciones con sus papás.

El martes 18 de Agosto, el conejito llegó a mi casa para que ahora yo lo cuidara.
Todas las mañanas le limpiaba muy bien su jaulita, su baño, sus trastes hasta sus patitas si es que se habia ensuciado, pues recordemos que era un bebito.
Mantuve su mamila llena de agua purificada, su platito repleto de conejina, sus periodicos limpios, su área ventilada y su temperatura tibia.

Yo no se qué hice mal, pero una noche vi que sus excrementos no eran sanos. A partir de ese día estuve observando su comportamiento, pero todas las mañanas su salud y energía se restauraban mientras que en la noche fue empeorando hasta que en la tarde ya no podia sostenerse. Cuando lo llevé con el vet, su cara me lo dijo todo, aún así le dió una inyección y me dijo que lo mantuviera bien hidratado con suero.
Fui corriendo a la famacia por un sobre de suero oral y se lo prepare en su bebedero.

Estuvimos cerca de 4 horas luchando porque viviera, el conejito lo intentaba, perdió fuerza primero en las patas, luego en su cabecita, y su agonia parecia no terminar. Por más que le inducia el agua, el ya no respondía.
Esto ha sido uno de los momentos más tristes e impactantes de mi vida. Nunca tuve una mascota que sufriera tanto en su partida.

Finalmente, lo acomodé de lado, lo volvi a tapar con su toalla, y puse su cabecita a reposar. lo acaricié hasta cerró sus ojitos y suspiró. parecia que se habia quedado dormido. Mi querido conejito murio a las 8:45 de la noche.

Estuve muy poco tiempo con él, pero esos días me regaló mucha felicidad, ternura y me restauró la capacidad de sorpresa por las cosas que la naturaleza crea, la perfección de la belleza animal, la perfección de la fragilidad.

Todos los días pienso que pude haber hecho más, que soy una ignorante por no cuidarlo como lo merecía, por no hacer caso a mi intuición y procurarle una vida más digna.
Siento que esto pudo evitarse aunque las observaciones de mi familia y el vet, argumentan que era inevitable, por la edad del conejito y por las consecuencias de apartarlo de su madre coneja a tan temprana edad.

Yo aún siento mucho dolor, cuando pienso en esto me da un dolor en el corazón y una carga tan pesada que quisiera saber cómo hacer que se vaya este sentimiento tan feo.

Al conejito lo recordaré con un amor invaluable, con un sentimiento muy especial y por siempre. Tengo en mi mente su imagen, la ternura que le tuve, vivirá en mi corazón.